Parece un buen reclamo publicitario, ¿verdad? Un buen motivo para querer probarlo, comprarlo. Y aún más, para contarlo. Pues bien, el mejor vino del mundo 2014 es Zemlia Himno Malbec Bicentenario 2010 de Bodega Zemlia de Las Casuarinas S.A. (Argentina), mención otorgada por World Association of Writers and Journalists of Wines and Spirits.
Las bodegas suelen centrarse en generar añadas, vinos que ganen premios, que destaquen en ferias, concursos, catas, rankings. Existen innumerables clasificaciones de este tipo que, por supuesto, generan publicidad y valor y reconocimiento a los vinos, impulsan su venta y la imagen de la bodega que los crea. Así pues hay rankings de los mejores vinos ecológicos, el mejor blanco, tinto, de “x” variedad, y por supuesto a nivel mundial, regional, de denominación, según el prescriptor “x” o la publicación “y”.
Pero, ¿cuál querrías? El mejor del mundo. ¿Cómo un producto puede atraer al público? Claramente, DESTACANDO, transgrediendo los límites, siendo diferente. El vino puede ser aburrido, es difícil para alguien no entendido, decidirse por un vino u otro, es más, me atrevería a decir que pocos entendidos podrían fundamentar su compra en algo más que no sea una crítica o una recomendación o (claro) por gusto. ¿Cómo romper con los límites? Siendo el mejor del mundo, el peor del mundo, el más blanco, el más negro, el más antiguo, el más nuevo, el más caro, el más frío, el más caliente,… Aquí van algunos ejemplos de vinos convertidos en marketing, seguro que muchos los habéis oído (si es así, el marketing funciona).
Château Lafite Rothschild,elaborado en Burdeos (región del Médoc) vendido por 166.000 euros. No diré nada más.
Entre regiones de Borgoñas, Burdeos, prestigiosos viñedos, castillos… destaca UN VINO DE MIERDA (Le vin de merde) elaborado en Languedoc (Francia). “Lo peor oculta lo mejor” cita su eslogan. Es único, pura estrategia de marketing, en este caso por su nombre o “naming”. Rompe con el primer y segundo mandamiento (para empezar) del “Manual del naming” de Victor Mirabet: “Con los nombres no se juega, son reputación” y “no inicie el naming después o a la vez que la identidad visual, porque el naming debe inspirarnos y no viceversa”. Claramente la reputación le precede.
EL PRIMER VINO SIN ALCOHOL Y CALORIAS DEL MUNDO
Y no sólo eso, es el primer vino comercializado en latas y creado en la mayor planta de deconstrucción molecular del mundo. EMINAZERO, del grupo bodeguero Matarromera, se elabora mediante una técnica conocida como deconstrucción molecular (primero se desaromatiza el vino, se elimina el alcohol del resto y se vuelve a aromatizar). El marketing es el propio producto, el único vino (acabado) en el mundo. Su creación a través de proyectos de desarrollo ha configurado un producto único que se vende por su propia esencia, ese es su marketing.
Muchas rarezas de vinos se encuentran en las peculiaridades de la región, vinos como los de Canarias, originados de tierras volcánicas, o los vinos de Tokaji, elaborados en una región específica de Hungría pero que, además, se elabora a partir de uvas afectadas por Botrytis cinerea, un hongo beneficioso que deshidrata las uvas y concentra sus azúcares, creando un aroma de madreselva muy particular. Los ejemplos son innumerables: el Eiswein o vino de hielo, vinos de Oporto, de Jerez… Las denominaciones muchas veces ayudan a encontrar esa rareza pero no nos distinguen como empresa.Quizás aquí volvamos a la cuestión de las Denominaciones de origen como estrategia de marketing. Pero también su segmento, nombre, características… Un vino para gays (Mundo Gay), con oro (Vin Doré 24k), etc.
En resumidas cuentas… Un vino triunfará cuando en su esencia haya marketing. Con seguidores y detractores, si un vino rompe los límites, dará que hablar, triunfará.